Smart City: ¿El inicio de la revolución tecnológica en Chile?
“Al pensar en Smart city y se imagina un chip, una app, un big data, pero es más que eso, es la sinergia entre infraestructura urbana , tecnología, diseño, medioambiente y una sociedad empoderada que busca una mejor calidad de vida”
Hilda S. Mucherl,
Directora comunicación y desarrollo de Smart City Business Chile.
Reportaje de: Daniela Carvajal - Periodista Universidad Santo Tomás.
La Smart City “Es un tipo de desarrollo urbano, con una mirada holística (sistémica) ya que considera todos los actores de la ciudad, habitantes, empresas, instituciones, electricidad, agua potable etc., de modo de dar respuestas coordinadas, a tiempo a todos los involucrados, preocupándose de ser eficiente en todos los planos, fundamentalmente mejorando la calidad de vida de los ciudadanos” -Ricardo Vera, Docente de la Universidad técnica Federico Santa María, jefe proyecto carrera robótica y mecatrónica-. De acuerdo a esta aproximación definitoria sobre la ciudad inteligente les preguntamos: ¿Creen que los chilenos están preparados a una vida interconectada? ¿Imaginan Chile como una gran Smart city?
Las principales preocupaciones de una ciudad inteligente son medio ambiente, transporte, seguridad y salud, utilizar la tecnología como herramienta del desarrollo en estas áreas de manera eficaz, facilitando la vida a las personas y apresurando cada actividad. Muchos escucharán (leerán) el Internet Of Things (IOT) o “Internet de las cosas” por primera vez, bueno, este resulta clave para llevar la operación de las ciudades inteligentes. “El IOT es cuando nosotros tenemos objetos inteligentes que están en la red, por ejemplo yo le puedo mandar un mensaje a este teléfono o al refrigerador, no sirve solo para recoger datos, sino que también para ejecutar acciones, objetos que uno les puede preguntar y puede ordenar también hacer cosas por el internet” -Nelson Baloian, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile- ¿Se imaginan en un futuro poder preguntarle a tu refrigerador qué falta en tu despensa para poder comprarlo? Sería genial.
En nuestro país, sin embargo, aún no podemos proyectar tales dimensiones a un futuro cercano, recién se están formando los cimientos de lo inteligente en base a tecnología urbana. Sí tenemos avances en cuanto a seguridad: Nelson Baloian participó recientemente en la elaboración de un sistema de seguridad para Carabineros de Chile, utilizó tecnologías de la información para determinar zonas de Santiago donde es más probable que haya crímenes, por lo tanto el uso de radio patrullas ahora puede ser más eficiente.
Cuando el 3 de marzo vi la noticia sobre una feria Smart City que se hizo en Valparaíso, busqué información al respecto y mi paradero dio con Smart City Business Chile. Resulta ser una Organización No Gubernamental (ONG) relativamente nueva: Se formó hace dos años y medio, y (en paralelo) recién este año en enero se conformó el Ministerio de Ciencias y Tecnología en Chile. Desde luego ahora se está abriendo pasos. Se trata de una filial de Smart City América que trabaja desarrollando prototipos/proyectos, análisis y vinculaciones entre el lado empresarial y público para gestionar el progreso de las ciudades y la aplicación de tecnología en ellas. Smart City América es toda una gran organización que suele desarrollar congresos para la reunión y diálogo de distintos proyectos de países (este año tiene como punto de encuentro: Curitiba, Brasil, del 22 al 24 de mayo). Valparaíso es uno de los proyectos potenciales en Smart City a futuro. Además Chile participará por segundo año en este evento tan importante.
Los incentivos que ofrece la ONG son: “Premio Innova Ciudad” para ciudades con potenciales de desarrollar una Smart City, y la implementación de una nueva plataforma participativa "Plataforma Smart City" para que la gente de cualquier país pueda revisar proyectos municipales exitosos. Entre sus nuevas ampliaciones pretenden integrar la participación de los jóvenes quienes, Hilda Silva asegura, “Ellos son los que tienen más ganas”, así que manos a la obra.
En un día de lluvia torrencial llamé a la puerta de Seminario 642, Ñuñoa. Otro mundo más del Smart City. Fablab me atendió con sus puertas abiertas (no tan literalmente). Conversando aprendí sobre un laboratorio independiente que ha logrado consolidarse tanto nacional como internacionalmente, un conjunto de profesionales que trabajan y hacen distintivo a Fablab por sus creaciones innovadoras. “Construimos contenidos y desarrollamos proyectos que buscan generar un alto y amplio impacto en nuestro entorno” -Tomás Vivanco Co- Director de Fablab Santiago-. Y efectivamente lo logran.
Xavier García, Ingeniero electrónico y encargado de desarrollo de proyectos en Fablab, se preocupó de mostrarme las instalaciones y explicarme una serie de proyectos y prototipos. De ellos existe el prototipo de sensor de bicicleta, que hace una especie de mapeo de cómo percibe el ciclista la ciudad, entonces te formas una idea de percepción de la ciudad. “Como en general la bicicleta tiene una velocidad de recorrido que es distinta a la velocidad del auto y a la de la persona que camina, esta es una velocidad específica que hace que tengas una percepción del entorno que pueda ayudar a mirar cómo se comporta la ciudad”, comenta Xavier.
Parece inofensiva e incluso amigable la tecnología aplicada de esta forma, como una ayuda para el ser humano. Pero se tiene el concepto generalizado (y para los expertos erróneo) del posible control y dependencia que puedan causar las TIC’s (Tecnologías de la Información) y/o IOT. Si lo llevamos a la magia del cine podría incluso pensarse una revolución de las tecnologías, alienación del ser humano y transformación completa de la vida que llevamos, o más bien que solíamos llevar antes de la llegada de los celulares. Esto ya es ser dramáticos.
¿Realmente creen que los chilenos se adapten a una ciudad inteligente, la aprovechen y sean partícipes de ella?
El panorama se ve difícil: Las afirmaciones son controversiales y las impresiones de la gente no profesional en el rubro, bueno, ya lo aclaramos. De todas formas, al plantear el cuestionamiento destaco las siguientes declaraciones (por cierto relacionadas entre sí):
“Nosotros aplicamos el término de Smart City desde el punto de vista de generar un equilibro entre la tecnología y la calidad de vida (ciudades y medioambiente), acá la idea es ser seres humanos inteligentes que puedan entender que la ciudad se habita y no que nosotros somos una pieza en la maquinaria de la ciudad, que ese es el concepto actual del desarrollo económico” -Pablo Durán Céspedes. Director de Smart City Business Chile y gestor de proyectos"-, agregando que “El proceso de adaptación a las tecnologías viene por un proceso de educación, que lamentablemente yo creo que en Chile está absolutamente mal enfocado” agrega "lo principal es enseñar a pensar cómo deben ser nuestras ciudades ideales, para esto hay que mostrar lo bueno que se está haciendo en otros lugares y destinos, fuera del concepto cerrado de una comuna; en este sentido estamos creando la Plataforma Smart City, donde expondremos diferentes conceptos de ciudades que exploran transformaciones donde hay un equilibrio y vínculo con el medioambiente".
Esto, sumado a los dichos de Tomás Vivanco al decir tajantemente: “No creemos en esa visión de las ciudades inteligentes, de hecho, luchamos contra ella. Es inconcebible que las personas sean las que se tienen que adaptar a un modelo tecnológico de ciudad. Es la tecnología la que se debe poner al servicio de las personas, para ello, es imprescindible construir bases sociales que permitan el empoderamiento de la ciudadanía para sean los propios ciudadanos los que desarrollen sus proyectos e intervenciones urbanas”.
Comprendemos que los chilenos son capaces de enfrentarse a la Smart City próxima de la que ya vemos los primeros rastros, sin embargo el lío pasa por otros aspectos. Nosotros somos quienes tomamos las decisiones, pero se nos entrega educación sobre las tecnologías muchas veces erróneas desde temprana edad, “Esa tecnologización, ese acceso a internet en esa temprana edad lo único que da es entregarle más herramientas para que confunda cuáles son los objetivos educacionales” -Pablo Durán-. Y por supuesto, existen las visiones que consideran la probable dependencia como algo no negativo, luego como algo realmente negativo, aquellas opiniones optimistas que no consideran dependencia, etc. Aunque siempre hay que tomar en cuenta que “Si todo está bien hecho, manteniendo discretamente la información personal y la estructura de estos sistemas de información está bien soportada tecnológicamente de forma confiable, trabajando con rapidez y exactitud, no le veo ningún problema. Pero si falla cualquiera de los elementos anteriormente mencionados, el efecto sería nefasto” recalca Vera. Es necesaria una educación tecnológica y la garantía de un buen uso de los nuevos recursos modernos, sino sería nefasto, nefasto.
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Ideals (lunes, 03 julio 2017 09:06)
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